Millás, al otro lado del espejo

Publicado en por Daniel Ramirez

El galardonado escritor español presentó en nuestro país Laura y Julio, su más reciente novela, en la que según los críticos, retoma el registro narrativo de sus inicios

Julio, recién separado, decide, sin que nadie lo sepa, ocupar el apartamento vacío de su vecino Manuel, a quien también usurpa su ropa, sus costumbres y su manera de mirar el mundo. Julio también se adueña de la forma en que su vecino lo ve a él y a su ex esposa. Esa es la historia de Laura y Julio, la más reciente novela del reconocido periodista y escritor español Juan José Millás.

¿Cuál fue el génesis de Laura y Julio?

La verdad es que es muy difícil rastrear, porque en general una obra que se escribe hoy empezó a fraguarse en la cabeza hace 10 años. Pero yo si tengo un dato, el más remoto, creo, que da origen a Laura y Julio. En mi adolescencia, yo tendría 13 ó 14 años, y mi madre me pidió que pasara a casa de la vecina a recoger una cosa. Yo nunca había estado en esa casa, y me sorprendí mucho al entrar y ver que el apartamento de la vecina era idéntico al nuestro, solamente que lo que en el nuestro estaba la derecha en el otro estaba la izquierda. Yo me quedé espantado, fue un proceso que para otra persona hubiera sido trivial, y que a mí me hizo el mismo efecto que el primer vaso de vino a alguien que va ser alcohólico. Hasta el punto que tengo la percepción de que cuando yo volví a mi casa era otro niño. Esta imagen nunca desapareció mi mente. Yo creo que la sospecha que se introdujo en mi en ese instante, aunque entonces no lo pude verbalizar, es que el mundo ha estado construido así. Que todo era un conjunto de reflejos, y que en el futuro me iba a ser muy difícil saber en qué lado del espejo estaba yo, cuál imagen era más real, la que estaba al otro lado del espejo o esta. Esa idea me persiguió durante toda la vida. Yo sabía que tenía que hacer algo con ella, pero no supe qué hasta que se me ocurrió empezar esta novela.

¿Por qué hacer que los espacios sean tan importantes dentro de la historia?

La única idea que tenía cuando empecé era la de dos casas vecinas idénticas, pero puestas en espejo, y la sospecha de que por eso los habitantes mantendrían entre sí una relación espectacular. Y empecé a trabajar en eso, y a medida de que iba avanzando, me di cuenta de que me interesaba mucho hablar de la relación entre original y copia; entre la realidad y la ficción. Es decir, lo que metaforiza la imagen del espejo. Acerca de los espacios, están meticulosamente trabajados porque yo sí tenía claro que quería que esos espacios físicos, conforme avanzaba la novela, se convirtieran en espacios morales, y que la conciencia dentro de ellos fueran sus habitantes.

La idea de que Julio se adueñe de la vida de su vecino ausente resulta muy interesante para el lector ¿De dónde surge?

Para mí fue un descubrimiento cuando me di cuenta de que el deseo de Julio era pasar al otro lado espejo, es decir, vivir en el piso de Manuel, a quien admira y detesta al mismo tiempo porque lo envidia, porque quiere ser como él, piensa que tiene lo que a él le falta. Eso es muy de los seres humanos, que creemos que el otro tiene lo que nos falta, y que de tenerlo nosotros estaríamos completos. Entonces surge este punto de partida en el que Manuel, por el destino, debe dejar el piso temporalmente. La pareja se deshace en ese instante y Julio pasa clandestinamente al apartamento de su vecino. Ésa fue la idea inicial, el que él quisiera pasar al otro lado del espejo para espiarse, para observar su mujer y observarse a si mismo. La pregunta todo el tiempo es ¿en dónde soy más real?

Fundamentalmente la novela establece la historia de una persona que va al otro lado del espejo y que regresa, y lo puede contar, porque hay gente que va y no regresa. Julio vuelve más articulado de lo que se fue, comprendiendo que el otro también tiene carencias, y que lo que tiene el otro lo tapan los agujeros de él.

El original y la copia. Hablemos de eso

En Laura y Julio a todo momento se están enfrentando el original y la copia y al final la novela busca definir qué es lo más verdadero. Julio hace decorados para películas, imita casas, justamente porque no está seguro de que las casas reales sean más reales que los decorados que él hace. Toda la novela está atravesada por ese cuestionamiento, está llevando al lector a una reflexión, no consciente, sobre las relaciones entre original y la copia. Yo tengo la impresión de que el mundo está dividido en dos mitades, y que la una es el reflejo de la otra. En la vida cotidiana se aprecia en la piratería, cuál es la diferencia entre un libro copiado y de un libro original, el precio, nada más. Todo se copia: la ropa, los discos... En muchos países hay estados paralelos. La pregunta es cuál de esos dos lados el real. Muchas veces la copia es mejor que el original.

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