Al cine colombiano apenas le está saliendo barba

Publicado en por Daniel Ramirez

El cine colombiano llegó a la adultez. La frase se puso de moda desde que algunos de los dueños de la palabra en cuestiones cinematográficas se apresuraron a cantarla a diestra y siniestra. Como siempre pasa, un comentario zalamero crece, crece y crece, y por supuesto como nuestro país no es precisamente el de las excepciones, éste creció, al punto de que -fisgoneando una conversación de tienda- escuché a un par de señores dando por sentado que en 2009 el Oscar reposaría en alguna vitrina colombiana.
Es que ya estamos para eso, no tenemos nada que envidiarle a los gringos, decía uno de los señores a los que era muy fácil diagnosticarles, a simple vista, serias fallas en el sentido de las proporciones.
No aprendemos ¿cierto? Nos fascina estarnos tragando nuestras palabras todos los años. Ahora nos convertimos en la gran potencia cinematográfica que va arrasar con los Oscar. Mesura, por favor mesura, qué tal que nos escuchen en el exterior y volvamos a quedar como un cuero.
No es que esté en contra del cine colombiano. Nada de eso. Yo soy de los que hincha pecho si en CNN hablan de Paraíso Travel, o de Bluff, o de Al final del espectro. Yo soy de los que estaban cansados de las mismas películas en las hacíamos gala de nuestra ramplonada, de nuestra chavacanería recalcitrante, y que por supuesto no gustaban en ningún lado ni iban a festivales.
Y es que el cine colombiano de hoy hace ver al que se hacia hace tres años como un desenfriolito. Las cosas han cambiado del cielo a la tierra. Ahora nos atrevemos -sí, nos atrevemos porque yo voy a cine y pago la boleta con la que se financian nuevas películas- a hacer historias sin ese tufo barrial que en un principio funcionaba, pero que se prostituyó porque todo el que quiso hacer cine se colgó de él. Ahora además de comedias hay dramas y hasta películas de terror hechas en Colombia.
Hace un par de semanas Marlon Moreno, uno de los actores de mostrar que hay en Colombia, se quedó con el premio a Mejor actor en el Festival de Guadalajara, uno de los más importantes de Latinoamérica, al que van los que saben de este asunto. Marlon se ganó el reconocimiento a pulso con una excelente actuación en Perro come perro, una película colombiana que no se ha estrenado pero que ya fue al Sundance. Menciono a Moreno por dos cosas. Uno. Su premio demuestra que se está haciendo buen cine en Colombia. Dos. En una entrevista que el actor concedió a este diario se le cuestionó acerca de la famosa llegada a la adultez, y la respuesta fue sencilla “No nos podemos a poner a pensar eso. Para mí ni siquiera estamos en la adolescencia” dijo y después explicó que lo estamos haciendo bien pero que falta. Totalmente de acuerdo, apenas nos está saliendo la barba en las lides del séptimo arte, pero ahí vamos, dándole fuerte, cada vez haciendo, más y mejor. Disfrutemos el proceso y tomémoslo con calma, que la sed de Oscar espere un ratico.

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